El tratamiento con la toxina botulínica consigue corregir las arrugas faciales o de expresión relajando los músculos faciales y manteniendo una expresión natural.
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Se aplica mediante microinyecciones en las arrugas faciales o de expresión como el entrecejo, patas de gallo, frente, etc. La toxina botulínica actúa bloqueando la liberación de acetilcolina que es la responsable de las contracciones de los músculos.
La infiltración de toxina botulínica es un tratamiento seguro que en EE.UU. se utiliza desde hace casi 20 años con resultados probados y que no requiere prueba de alergia. No es un material de relleno si no que actúa como relajante en los músculos faciales para devolverles tersura y luminosidad manteniendo una expresión natural.
Una vez acabado el tratamiento puede reincorporarse a su vida normal, aunque se recomienda esperar 4 horas para acostarse o realizar ejercicio físico.
Pueden aparecer algunos hematomas leves debido a las inyecciones, pero son fácilmente disimulables con maquillaje y desaparecen a los pocos días.
La toxina botulínica es una proteína natural producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum. Se conoce popularmente como “bótox” aunque este es el nombre de la marca que comercializó esta substancia por primera vez.
La infiltración de toxina botulínica es un tratamiento seguro que en EE.UU. se utiliza desde hace casi 20 años con resultados probados y que no requiere prueba de alergia.
Los resultados son visibles pasados los tres primeros días y aumentan con el paso del tiempo. El rejuvenecimiento es visible y la expresión facial se ve más relajada dándole un aspecto descansado.
Se recomienda repetir el tratamiento cada cuatro meses el primer año para mantener las arrugas difuminadas y a partir del segundo repetir cada seis meses para prevenir la aparición de las arrugas de la edad.
